Sí, este es mi gran reto, mi obra maestra, mi más difícil todavía.
Nada más y nada menos que para la comunión de la peque de la casa. La princesa chiquitina. Ella me dijo cómo la quería, que tuviera flores, lazos, mariposas y como no, la muñeca, una muñeca personalizada que iba vestida igual que ella.
Llevaba un vestido sencillo con tablas abajo y una cenefa en la parte inferior. En la parte superior, el vestido era igual que la cenefa de abajo con unas florecitas en la cintura y cuello en pico. Por detrás llevaba un gran lazo que caía casi hasta los pies. Remataba su atuendo con una preciosa diadema de cristalitos Swarovski y el pelo semirecogido, como podéis ver en la foto de la muñeca. Estaba preciosa.
La tarta era de dos pisos, como a ella la gustan, cubierta de blanco con florecitas rosa bebé, dos grandes lazos, uno en cada piso y varias mariposas merodeaban por la tarta.
Su nombre iba escrito con letras blancas, sencillas, entre ambos lazos.
¡¡Le encantó y disfrutamos un montón contigo!!